Crítica de EL PRÍNCIPE DE VER/LEER
Le regalamos a mi madre por su cumpleaños en junio la adaptación al castellano actual por parte de Andrés Trapiello del Quijote. Decía que solo así se veía capaz de leer la obra de Cervantes (como ha hecho con la Vida de Santa Teresa Jesús). Yo pensé al regalárselo que era una tontería leer la adaptación porque el Quijote no se entiende mal y las posibles palabras que no se entienden son preciosas. Por eso entendí que el libro llevara tanto tiempo sin ser abierto en la estantería. Pero un día, no sé por qué (seguramente influyeran los agradables colores de la cubierta), pensé que estaría bien leerlo. Total, no creía que se lo fuera a cargar mucho, pese a mi temor por la sintaxis.
Y hay que decir que apenas se nota la diferencia. Tan poco se nota que sorprende que le llevara 14 años a Trapiello la adaptación. Pero, claro, tampoco soy un experto en el Quijote (aunque era la tercera vez que me leía la primera parte) y solo comparé algunas cosas al principio, por lo que se me han podido escapar cosas.
Lo que sí está claro es que no se pierde la fluidez sintáctica de Cervantes, su insuperable manera de hilar frases y de narrar historias. Confirmé que el Quijote está muy por encima de cualquier obra que se haya escrito (incluso del propio Cervantes, lo cual se puede comprobar en que las pesadas historias que mete, en menor número pero al modo de otras de sus obras, están mejor escritas).
Eso sí, aunque en esta parte es donde pasa todo lo famoso (lo de los molinos, lo del manteo, lo de los odres, la quema de libros, lo del yelmo de Mambrino, etc.) y aunque está escrita de manera deliciosa, me parece que, por todas las interrupciones y por el poco diálogo entre don Quijote y Sancho, es mejor la segunda parte. Puesto que muy pronto tambén leeré la adaptación de esta parte de Trapiello (después de leerme el Quijote de Avellaneda, por cierto) podré ver si se confirma esta sensación.
En definitiva, esta es una buena excusa para que el que no se haya leído el Quijote lo haga. Desde mi humilde punto de vista Trapiello consigue facilitar la lectura, con la irremediable pérdida de palabras antiguas, sí, pero sin que prácticamente se eche de menos ni se sienta forzado nada (como mucho una o dos expresiones) y, lo más importante de todo, sin menoscabar lo más mínimo la prosa de Cervantes.
¿Por qué se llama Don Quijote de la Mancha? Es el título que se le suele dar a las obras que recogen las dos partes del Quijote. El nombre «don Quijote» se lo pone a sí mismo el personaje y «acordándose de que el valeroso Amadís [cuyo libro me leeré pronto] no se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que se añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha».
¿Por qué o por qué no leerla? Yo, que no soy de los que les suela gustar una obra simplemente porque se considere una obra maestra, en este caso sí creo que el Quijote hará las delicias de los que acometan su lectura y por eso lo recomiendo siempre vivamente. Como digo, para mí está muy por encima de todo lo demás. Si el hecho de que esté adaptado al español es una acicate para aventurarse en esta empresa, creo que no se pierde demasiado por leer esta adaptación, si bien también creo que el Quijote en versión original no es tan difícil de leer.
2 comentarios en “Parte primera de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes (adaptada al castellano actual por Andrés Trapiello) (nota = 8,7)”